
He intentado de muchas maneras describir lo que siento cuando estoy solo en medio de la naturaleza... ya sea la playa, el desierto o un bosque... cualquier parte que se encuentre lejos de todo rasgo de civilización... se siente tan chingón el sentarse y disfrutar de tu entorno... observar el paisaje, los enmarañados trazos de las sombras que proyectan los arbustos, el mar, las montañas, la arena; después, cerrar los ojos y escuchar el murmullo del viento que pasa por los árboles, el coro de las olas, el canto de las aves... sentir la brisa acariciando tu piel o el cálido beso de la luz del sol sobre tu cara... en ese momento estás en contacto con tigo mismo y con la naturaleza... entonces escuchas como la tierra, nuestra madre, nos habla de nuestro origen, de la vida y de todo aquello que hemos olvidado gracias al exceso de comodidades que nos ofrece nuestra cultura humana... De este planeta nacimos, somos carne de su carne y lo que antes fueron ríos, quizás hoy es nuestra sangre; y la lluvia nuestras lágrimas; lo que antes fueron rocas, quizás hoy son nuestros huesos; y quizás lo que antes fue un volcán en erupción, hoy es nuestro corazón latiendo lleno de vida... así, mi hermano, te invito a escuchar, sentir y observar, que nuestra madre nos habla...